Atrapados en un círculo vicioso de tráfico de drogas, violencia de pandillas y pobreza endémica, solo hay unos pocos maestros lo suficientemente valientes como para trabajar en las aldeas en el corazón de Guerrero. Maximino Villa Zamora es uno de ellos. Para tratar de romper este ciclo que afecta a su comunidad, enseña a los niños de los aldeanos y agricultores pobres mientras brinda orientación a los jóvenes de la región, quienes se sienten atrapados por la falta de oportunidades. Pero cuando la muerte de 43 estudiantes llegó a los titulares de noticias a fines de 2014, fue personal para “Maxi”, ya que algunos de ellos fueron sus estudiantes y uno de ellos un sobrino, Bernardo Flores.<br /> Maxi también organiza para la comunidad, brindando apoyo a los jóvenes de Guerrero. Se esfuerza por darles esperanza y la creencia de que las vidas de los estudiantes desaparecidos serán la chispa final para encender el cambio para su comunidad y para el futuro de México.